VENDARIO

8/5/15

Asfixia - Parte 1

Esta ciudad es ligera, la gente recorre las calles, las plazas, los parques con una tranquilidad contagiosa.
Estoy sentado en una mesa que da al balcón del café. El brebajefrente a mí es una bebida típica de sudamérica, fumo un cigarro cubano, y la comida es oaxaqueña. El azar de mis pensamientos me recuerda las terapias grupales, en especial la última, aunque se parecen todas, lo más inquietante de los problemas aburridos de mis compañeros son los divorcios, negocios, muchos -ocios. 15 minutos de bagatela por persona ¿Por qué recuerdo esto? Mis problemas también son aburridos.
La mesera me recomienda una cerveza artesanal y en el momento de probarla cierro los ojos. La oniria me lleva a un bosque, juego con la hierba, los pájaros cantan versos de Panero, en re.
Vengo al café cuando estoy aburrido, escucho las pláticas de la gente, es más divertido que ver televisión, la comida es buena y me he hecho amigo del dueño. Aquí me doy cuenta de que la gente está más enferma que yo.
La inmediatez con que el dueño sabe cuándo servirme más café es un acto de magia. El mate se ha agotado a la par que el puro. Respiro aire fresco, doy un sorbo y de nuevo entro en la oniria. Una flor torcida, ventana blanda. Abro los ojos, estoy en la orilla del mar, sentado en las piedras, esperando algo, o quizás a alguien. Los planetas se ven tan cerca y escucho mi propia voz, pero estoy callado, es una voz que sale del mar, de la arena, de las piedras, y dice "hazlo" y sé a qué se refiere, pero hoy no. Aún no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

sí gusta comentar